Uno de los enemigos naturales del cáncer y es la soja
fermentada, la cual ha demostrado tener efectos anticancerígenos específicos
puntualmente sobre el cáncer de mama, que es el más común en el sexo femenino,
ya que tiene una relación directa con la producción de estrógenos y como la soja
es muy rica en un tipo de estrógeno vegetal conocido como
fitoestrogenos, incidiría sobre la enfermedad resistiendo la
proliferación de células malignas, según se ha demostrado.
Lo que debemos saber es que nuestro ADN
genético es responsable de controlar el desarrollo celular y de sus
mutaciones, siendo los cambios anormales en este nivel los
que pueden provocar una multiplicación
descontrolada celular que se traducirá en un tumor cancerígeno
o maligno.
En el caso del cáncer de mama el tumor se desarrolla en los
senos donde se encuentra la glándula mamaria, la cual contiene células
receptoras de la hormona estrógeno y esta puede estimular el crecimiento y la
reproducción.
Estos receptores estrogenicos localizados en las mamas
literalmente se alimentan de estrógenos y las isoflavonas contenidas en
la soja son consideradas como estrógenos vegetales, ya que poseen una estructura
similar a los estrógenos humanos, pasando a ocupar el receptor
y bloqueando de esta forma cualquier posibilidad de que el estrógeno humano
entre. Este proceso beneficia la salud de la mama a modo preventivo, así como
también y el tratamiento de la enfermedad cuando se encuentra instalada.
El mecanismo preventivo que brinda la isoflavona de la soja se
produce porque esta no se metaboliza de la misma manera que la hormona humana y
al llenar el receptor de la célula mamaria no contribuye al crecimiento y la
reproducción de la célula cancerosa, como lo hace el estrógeno humano.
Son particularmente los productos fermentados de la soja
orgánica o sea no modificada genéticamente, como es el caso del natto,
el tempeh, el tofú y la salsa de soja, todos alimentos de consumo
tradicional en oriente, los que brindan mayores beneficios preventivos ante el
cáncer, ya que han sido comprobados científicamente.
Lo que se debe tener muy en cuenta es que el proceso de
fermentación cumple un rol esencial en el proceso anticancerígeno, no
así la soja o los productos de soja que no hayan fermentado y no sean de
procedencia orgánica, ya que en este último caso su consumo pude afectar
negativamente.